Terruños.

Cada variedad de uva tiene sus características propias que determinan el sabor del vino, pero también cada región y cada bodega imprime su sello personal.

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Por Verónica Gurisatti, sommelier.

 

Como la viña es un ser vivo, recibe todo tipo de influencias de la misma manera que evoluciona con la edad. Por eso, además de las características propias de cada cepa como Malbec, Merlot o Cabernet Sauvignon, cada terroir con sus diferentes micro-climas y tipos de suelos, y cada bodega con sus estilos de vinificación, crianza y estiba, le dan a cada vino su identidad.

 

¿Pero,qué es exactamente el terroir?

Terroir es sinónimo de Terruño y es un término que se usa en Francia para describir la influencia que recibe el viñedo del medio ambiente que lo rodea y lo afecta, como la cantidad de días de sol, lluvias, humedad, vientos, altura, amplitud térmica (diferencia de temperatura entre el día y la noche) y composición del suelo, ya que todo esto le dará al vino una calidad y un carácter particular.

 

Argentina tiene una gran diversidad de terruños ubicados de Norte a Sur y divididos en 4 regiones bien diferenciadas por sus características climáticas y su variedad de suelos: la Región Noroeste (incluye Salta, La Rioja, Catamarca y Jujuy), la Región Centro-Oeste (Mendoza y San Juan), la Región Este (Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba) y la Región Sur (Río Negro, Neuquén, La Pampa y Chubut).

 

En Salta, los Valles Calchaquíes incluyen diversos terruños diferenciados entre sí por la altura, que va de los 1.700 msnm en Cafayate, pasando por los 2.000 en Yacochuya, hasta los 2.400 en Colomé, y las uvas típicas de la región son la fragante Torrontés y los exquisitos Malbec y Cabernet, pero también hay muy buenos Chardonnay, Chenin, Sauvignon Blanc, Merlot, Syrah y Tannat. La altura imprime en los vinos colores vivos, carácter intenso y un matiz refrescante y mineral.

 

En Mendoza se encuentra la mayor cantidad de viñedos del país y su geografía vitivinícola se divide en 3 grandes oasis: el Oasis Norte rodea a la ciudad por el Norte y el Este, tiene una altura entre 600 y 700 msnm y es una verdadera potencia vitivinícola por la superficie de viñedos y cantidad de bodegas que allí se agrupan. En Luján de Cuyo y Maipú se ubica la “Primera Zona” de los vinos argentinos y la variedad más característica es el Malbec, aunque también hay muy buenos Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Chardonnay y Sauvignon Blanc. En el Valle de Uco se encuentra el Oasis Centro que alcanza las mayores alturas vitivinícolas de la provincia (hasta 1.400 msnm) y los mejores vinos que se obtienen son los que provienen de cepas con ciclo corto, en especial Chardonnay, Merlot y Pinot Noir, pero también hay muy buenos Malbec y Tempranillos. El Oasis Sur se sitúa en San Rafael y su zona de influencia (entre 500 y 750 msnm) y las variedades más cultivadas son Chardonnay, Sauvignon Blanc, Chenin, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Malbec, Bonarda y Syrah.

 

Por suerte, en Argentina todas las variedades (de ciclo corto o largo) alcanzan excelentes niveles de madurez aunque en zonas más lluviosas pierden potencia aromática. Por ejemplo, con un Malbec cultivado en el Sur y otro en Salta, en el primer caso el vino será más fino y más apto para el envejecimiento, pero la mayor acidez enmascarará los aromas. Lo importante es que cada vino conserve su tipicidad.