Merlot: resistiendo desde el viñedo

De forma algo tímida y lenta algunos enólogos y productores comienzan a revalorizar en nuestro país esta cepa que en medio de la revolución vitivinícola y la popularidad del Malbec quedó confinada a una baja participación de mercado.

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Por Alejandro Iglesias, sommelier.* (@AleIglesiasWine)

 

Sin embargo el Merlot no baja los brazos y con exponentes como el Viniterra Merlot 2011 que llega con nuestra nueva selección, promete dar pelea y recuperar el espacio perdido. Hoy te contamos las idas y vueltas de este noble cepaje durante los últimos tiempos.
Quizás para muchos sea una novedad saber que el Merlot es uno de las varietales más importantes del planeta junto al Cabernet Sauvignon con quien reina en los viñedos de Burdeos desde donde aporta su elegancia a muchos de los mejores vinos franceses. Más sorpresa puede ser aún saber que durante décadas supo ser uno de los vinos preferidos de los argentinos.

Así es, el Merlot, una de las cepas más codiciadas en el mundo por sus virtudes, tuvo sus años de gloria en nuestro país aunque hoy busca recuperar algo de aquel protagonismo tras ser casi olvidada a manos del auge del Malbec.

 

¿Por qué el olvido?

Si se intenta buscar una explicación a la caída en desgracia del Merlot la respuesta se debe buscar en el mercado. Como ya sabemos, durante los últimos 15 años nuestra vitivinicultura decidió aprovechar el gran momento del Malbec y nombrarlo vino ícono argentino. Una decisión muy inteligente que permitió a los vinos made in Argentina penetrar en nuevos mercados así como también aggiornar la imagen de una industria que necesitaba modernizarse. De este modo tanto el mundo como nosotros mismos comenzamos a disfrutar más que nunca de nuestros vinos y principalmente del Malbec, de modo que lentamente otros cepajes quedaron opacados por el esplendor del hijo pródigo de Cahors.
Para que tal éxito sea posible lógicamente hubo que hacer algunos sacrificios y en este sentido el Merlot fue el varietal que se llevó la peor parte. Ante la creciente demanda de Malbec a la hora de reconvertir algunas viñas fueron las de Merlot las que cedieron su lugar. Así en un país donde hablar de Merlot era cosa seria, hoy la cantidad de hectáreas cultivadas con sus cepas son apenas unas 6000, una 5ª parte de la superficie cubierta con Malbec y según los expertos en retroceso.
Pero ante esto se debe dejar en claro que no se trata de una decisión caprichosa de la industria sino que mientras el Cabernet o el Syrah supieron mantenerse a flote el Merlot no encontró el modo de conservar a sus fieles seguidores.

 

¿Y en el mundo?

A niveles internacionales la suerte del Merlot no dista mucho de lo que sucede en nuestro mercado. Nadie puede negar de sus atributos para dar vida a grandes vinos pero tampoco se puede negar que no está entre las más populares. Como suelen decir algunos: “el mundo bebe Cabernet”.
Mientras tanto en Francia la calidad de esta cepa es indiscutida con su área de mayor protagonismo en Burdeos y Saint Emilion donde sus botellas en algunos casos pueden costar algunos centenares de euros. Otra región que viene por el camino de la excelencia de la mano del Merlot es la Toscana con sus Supertoscans entre los que se encuentran no sólo algunos de los mejores Merlot del globo sino también de los más codiciados.
Por su parte el Nuevo Mundo no logró imponer su estilo de Merlot. Quizás Estados Unidos lo hizo durante un tiempo desde sus viñedos californianos de Napa pero desde el estreno de la película Entre Copas, donde Paul Giamatti realiza su oda al Pinot Noir en desmedro del Merlot, las ventas de esta última se desplomaron y tardaron unos años en recuperarse. Hoy son pocos los tintos elaborados con esta cepa que descolan en el mercado estadounidense, pero cuando son buenos son brillantes.
Más al sur los chilenos sí supieron sacarle provecho a sus hectáreas de Merlot, que gracias a la influencia oceánica en sus viñas, llegó a consagrarse entre los mejores aunque en el país trasandino el Cabernet es rey y en segundo lugar su Carménère durante años confundido con el protagonista de estas líneas. Hoy muchos de los paladares más conservadores de Chile siguen asegurando que su mejor tinto es el Merlot.

 

Merlot Reload.

Pero como era de esperarse el Merlot no baja sus brazos y sacando a relucir sus siglos de vida, desde hace unos años algunos productores apuestan a una vuelta de la cepa que sin prisa pero sin pausa comienza a cautivar nuevos paladares.
Aquí podemos aportar con una aclaración, si bien Argentina siempre fue consumidora de Malbec no lo hacía del modo que se lo hace actualmente sino como un componente más de los clásicos vinos de corte que en muchos casos recurrían al trío Malbec/Cabernet/Merlot a la hora de hablar de lo vinos de alta gama. Por lo tanto el viñedo se repartía de forma mucho más equitativa entre estas tres cepas, algo muy diferente a la situación actual.
Hoy el Merlot que sigue en pie suele tener sus buenos años en Mendoza más los nuevos viñedos patagónicos que aportan una importante cuota a partir de un terruño fresco que parece ideal para el despliegue de sus alas.
Sin embargo es desde Mendoza donde se elaboran los mejores exponentes siendo en el Valle de Uco donde más productores vuelven a apostar a su potencial aunque sin hacerle sombra al Malbec.
Por su parte Luján de Cuyo cuenta con un excelente material que permite lograr vinos del calibre del Viniterra Merlot 2011 que transporta el paladar a los tintos clásicos y distinguidos que siempre dieron que hablar en nuestro país. Así es el Merlot, una cepa que brinda elegancia y estilo que puede cautivar tanto a paladares jóvenes y modernos como a los más conservadores.

 

Por lo tanto por estos días así es la vida del Merlot, un vino que para muchos parece una rareza de esas que encuentran los que saben buscar y que para dicha de estos cazadores de talentos en el país no abundan pero los que se encuentran, realmente valen la pena.
Más de una vez me han preguntado, ¿pero qué tiene el Merlot? Y sin duda la mejor respuesta es: ¡Pruébenlo, no te lo podés olvidar! Esto por su complejidad aromática que trasciende los límites de los frutos para brindar tonos balsámicos y de bosque mientras que su paladar es un ensamble casi perfecto entre vinos de buena estructura con aquellos sedosos de fluir armónico y aterciopelado que parecen una caricia.

 

Hoy podemos asegurar que difícilmente vuelva a ser rey pero sí podemos apostar por que siempre estará para ofrecer su identidad notable y singular de gran vino.

 

*Miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers (www.aasommeliers.com.ar)