Valle de Uco, de cara al futuro.

Mucho ha cambiado la vitivinicultura mendocina en los últimos años y parte de esa gran transformación tiene que ver con la aparición en escena del Valle de Uco como un origen en sí mismo.

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Por Alejandro Iglesias, sommelier
(@aleiglesiaswine)

 

¿Qué significa esto? Fácil, si bien en zonas como San Carlos o La Consulta existen viñedos casi centenarios, hace unos 20 años nadie divulgaba con exactitud el origen de sus vinos salvo que estos fueran de la Primera Zona, Luján de Cuyo y Maipú. Sin embargo hoy, muchas bodegas parecen desesperarse por ostentar en sus etiquetas el nombre de este valle que para muchos es la puerta de entrada al futuro de los vinos de alta gama argentinos.
Como muestra del auge de Uco basta con observar sus hectáreas plantadas; pasaron de unas 8000 a las casi 17000 en cuestión de una década. Ninguna otra región en el país creció a este ritmo ni en hectáreas ni cantidad de bodegas, en tan poco tiempo jamás en el país.

 

Pero quizás la pregunta sea ¿por qué? Seguramente existan varias explicaciones para este fenómeno pero sin dudas uno de los principales atractivos es que en esta región compuesta por Tupungato, San Carlos y Tunuyán la vitivinicultura encontró la forma de brindar diversidad y frescura a la enología nacional. Veamos entonces por qué.

 

Cuestión de altura. Los viñedos del Valle de Uco se ubican entre los 950 y los casi 1700 metros sobre el nivel del mar. En esta zona cada 100 metros que se asciende, la temperatura disminuye aproximadamente 1°C, de modo que estamos hablando de los viñedos más frescos de Mendoza, algo que permite alcanzar una madurez óptima a los frutos sin perder sus niveles naturales de acidez, lo que se traduce en vinos más frescos que los de las áreas más bajas. A su vez el valle ofrece una pendiente ideal para la buena exposición solar que gracias a los cielos diáfanos mendocinos asegura buen color, estructura y volumen final.

 

Suelo. En cuestión de composición de los suelos el Valle de Uco también tiene mucho por brindar. Aquí sus suelos de origen aluvional son consecuencia del arrastre de materia que genera el agua al descender de la montaña cada año, de modo que los emplazamientos más elevados son más pobres que los bajos, a la vez que la composición varía no sólo en texturas sino también en profundidad. Todo esto último es algo que asegura que en apenas 100 metros de viñedo se puede hablar de terruños muy diferentes. Por otra parte el subsuelo del valle no sólo cuenta con limo, roca y arcilla en su composición sino que además la presencia de suelos calcáreos aportan un matiz y carácter muy distintivo a sus vinos.

 

Clima. Como mencionamos anteriormente el Valle de Uco es fresco en comparación con el resto del viñedo cuyano y cuanto más alto uno planta más frío va a encontrar. Es por esto que los primeros vinos en destacarse en la zona fueron los blancos para base de espumosos, luego el Pinot Noir y hoy ya casi todas las cepas han logrado adaptarse para dar vida a vinos profundos pero a la vez vivaces.

 

Cepas. En cuestión de variedades la zona de La Consulta y San Carlos es la que ofrece viñedos más antiguos de Malbec pero durante años Uco fue sinónimo de buen Chardonnay, quizás la primera cepa que supo aprovechar sus atributos. Luego el Pinot Noir encontró en los emplazamientos más frescos un lugar donde desplegar sus alas, principalmente en Tupungato y Tunuyán. Pero hoy no sólo es terroir de cepas de ciclo corto sino que el Malbec y el Cabernet Sauvignon comienzan a pisar fuerte y dan muestra del potencial de la región para grandes tintos de la mano de vinos muy expresivos y complejos que ya dieron testimonio de un buen potencial de guarda.

 

Por lo tanto no es de extrañar la gran cantidad de vinos que en nuestras últimas selecciones hemos presentado del Valle de Uco y los que vendrán, ya que esta puerta hacia el futuro parece que recién comienza a abrirse.

 

*miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers (www.aasommeliers.com.ar)