En el mundo del vino los consumidores suelen tener claro qué les gusta. Están los que dividen sus gustos de acuerdo a los varietales cuando tiene claro el carácter del Cabernet versus un Pinot y otros se conforman con decir que les gusta un vino intenso o uno suave. Pero sea cual sea el caso, a la larga se fanatizan con un varietal o un productor. Ante esta situación, el malbec sorprende a todos por que siempre hay uno que se adapta a todos los paladares, algo que no sucede con el Cabernet o el Pinot.
Ahora bien, a qué debemos prestar atención para elegir el malbec que más nos va a gustar es algo que vamos a encarar a continuación con algunos tips básicos que siempre se observan en la etiqueta.
Varietales jóvenes. Es la categoría más fácil de encontrar e ideal para quienes conocen poco de malbec. Se trata de vinos tintos sin paso por roble o con poco presencia de la madera lo que asegura un tinto ligero, frutal y suave. Obviamente que las regiones aquí definen el estilo y las más calurosas aseguran vino más carnosos pero siempre ligeros mientras que las frescas van por el lado de la jugosidad y fruta fresca marcada. Estos suelen ser vinos para todos los días o bien para platos simples.
Con roble. Aquí comenzaremos a ver como la etiqueta suma algunos conceptos que nos permiten comprender como el vino va sumando complejidad. En el caso que diga Roblo u Oak (roble en inglés) significa que habrá presencia de aromas y sabor a crianza aunque esto no indica que estemos ante un vino potente. Bien se pudieron usar maderas alternativas para definir un estilo más comercial con algo más de volumen en boca. Son la antesala a los malbec más complejos.
El rol de la barrica. El malbec argentino se hizo famoso en el mundo con un estilo muy cercano a los aromas de la crianza en barriles de roble. Básicamente, los aromas del malbec se llevaron siempre de maravillas con la complejidad que nos puede brindar el paso por barrica a la vez que esto moldea su estructura, la hace más amable y realza sus tonos frutales. Pero claramente hay matices a considerar, para los paladares que buscan vinos de potencia intermedia están los Reserva que deben cumplir al menos un año de crianza en roble de cualquier tipo, uso y tamaña, estos vinos son complejos y se ajustan a los gustos más clásicos. Pero si la búsqueda es por vino más potentes con potencial de añejamiento y mayor presencia de las notas especiadas, tostadas y ahumados del roble la respuesta estará en un Gran Reserva que sabemos habrá cumplido 24 meses de estacionamiento en barriles.
Modernosos y jugosos. Con el conocimiento que los productores acumularos en los últimos años elaborando malbec hemos visto nuevos estilos salir a la superficie. Muchos de ellos con un guiño al pasado, es decir, más ligeros y con crianzas que no aportaban tanto carácter del roble pero a la vez curiosos métodos dos de elaboración o recipientes experimentales fueron la excusa detrás de estos estilos. Por ejemplo, l irrupción de los huevos de hormigón y las ánforas hicieron que muchos productores opten por alejar sus vinos del roble para un expresión más pura sin caer en la simpleza de los varietales jóvenes. En estos casos hablamos de malbec de buena concentración y complejidad pero más ligeros que los Reserva y con un final jugoso y fresco. En las etiquetas podemos identificarlos con la expresión sin paso por barrica o criados en hormigón, cemento o ánforas.
Otro estilo novedoso es el que surge de las maceraciones carbónicas, una practica que concentra muchos aromas primarios de la fruta, color concentrado y paladar vibrante.
Malbec rosé. estos vinos se han convertido en el comodín de mucho bebedores a la hora de no saber si elegir un tinto o un blanco. Sucede que el Malbec brinda la posibilidad de elaborar rosados de color ligero o algunos más subidos de tono y jugar a la vez con la intensidad de paladar. En este sentido un rosado de malbec es un buen compañero de platos ligeros y frugales pero también de carnes magras o de mediana intensidad y grasitud además de ser un súper comodín para los quesos y fiambres.
Como podemos ver, los argentinos tenemos un verdadero privilegio a la hora de pensar que vino beber, la respuesta es siempre simple: ¡un malbec!