La vitivinicultura es una actividad que demanda de muchísima destreza por parte de todos los actores que trabajan la viña. También exige mucha atención y prevención ya que los cultivos son susceptibles a numerosos riesgos.
Entre los muchos riesgos que se deben enfrentar cada año, los climáticos están entre los que más dolores de cabeza causan a los bodegueros ya que nunca pueden impedirse. Lo único que puede hacerse es estar preparado para cuando las cosas pasen, como sucede con las heladas.
Entendamos que las heladas son un problema que los viticultores deben afrontar en casi todas las regiones vitícolas del mundo. Lógicamente en las regiones de clima frío se llevan la peor parte pero aun en regiones calientes como puede ser Mendoza, los frentes de aire frío tienen en vilo a todos los productores, especialmente en primavera cuando las vides comienzan a brotar y dar forma a los futuros racimos.
Se tratará de una helada cuando la temperatura sea menor a los cero grados centígrados y los daños dependerán de tiempo que se instale el aire frío en el viñedo. El efecto puede ser devastador y dejar sin producción regiones enteras. Por esto mismo, el hombre a desarrollado practicas y sistemas para combatir las heladas y así salvar sus viñedos.
Quemadores. Quien haya visitado alguna vez un viñedo posiblemente encontró entre las hileras de las vides o en algún espacio tachos o baldes metálicos con leña, he aquí el método más popular para repeler las heladas. Lógicamente, esta leña se enciende ante un pronostico de heladas aunque hay que ser muy precisos del momento en que se enciendan los quemadores. Por el alto costo y riesgos que puede implicar el fuego, los viticultores cuando cuentan con información que pronostica el avance de un frente de aire frío se instalan en la viña para decidir en que momento generar calor de acuerdo a la rigurosidad del clima. Saber cuál es el momento indicado demanda de conocimiento del lugar.

Aspersores de agua. Este método es quizás el más costoso y sofisticado. No solo demanda de una importante inversión sino que implica el uso de agua, recurso que en muchas regiones puede ser escaso. Se trata de un sistema de aspersores de agua que se ubican por encima del viñedo y cuando la temperatura comienza a disminuir se activan para generar una lluvia artificial sobre las vides, el agua que se ubica en la superficie de las hojas y racimos lentamente se congela generando una protección que se define como “efecto iglú” y mantiene a los frutos por encima del punto de congelamiento.

Maquinas de viento. Una tecnología curiosa para el paisaje de algunos viñedos son los enormes ventiladores que utilizan en algunas bodegas para remover el aire frío de la viña. Estos ventiladores cuentan con la potencia suficiente para lograrlo pero como es de esperarse implican una enorme inversión, aunque si sirven para salvar la vendimia claramente deben valer la pena.