Mugrón, el secreto de los grandes viñedos

Los viñedos suelen hipnotizarnos por su perfección, sin embargo, plantarlos y mantenerlos demanda de mucho cuidado y experiencia. Descubrí cómo se reproducen las vides.

Compartir la nota

Recorrer zonas vitivinícolas en primavera es un placer. Generalmente, el clima es más amable que en plena vendimia, la atmósfera está más tranquila y se puede aprender mucho de las labores en el viñedo.

Es una temporada clave en la que las vides comienzan a recuperar su actividad de cara a la próxima cosecha y quienes se ocupan de cuidarlas deben realizar muchos trabajos de protección y prevención para asegurar su vigor. Entre las tantas tareas, se destacan las podas, las ataduras de conducción y el manejo de las malezas que compiten con sus raíces.

Incluso es tiempo de plantar, es decir, en primavera es cuando se preparan los nuevos viñedos y mucha gente se sorprende al descubrir cómo es que nacen las nuevas vides.

Cómo nace el viñedo

A diferencia de lo que podemos estar acostumbrados a hacer en casa cuando plantamos semillitas en alguna maceta o en la huerta para tener nuestro tomates, los viñedos no comienzan del mismo modo.

Desarrollar un viñedo exige trabajar con material genético a la altura del vino que se buscará elaborar. Para esto se plantan estacas de vid, sarmientos que bien pueden provenir de un vivero o de la poda del mismo viñedo.

La primera elección es si se trabajará con material clonal, este nace de la identificación y reproducción de aquellas plantas que aseguran calidad en condiciones especificas y que suelen ser comercializadas por los viveros. Otra opción es utilizar material masal que es aquel que se obtiene en un viñedo cuando su calidad y características se desean reproducir y salvaguardar.

Pero otra necesidad es la de reemplazar vides por cuestiones de salud, sanidad o bien cuando se cumple el ciclo de vida de las plantas. Esta renovación de material bien puede hacerse con clones o una estaca o por medio de un mugrón o acodo, una practica que permite reproducir una vid a partir del sarmiento de otra planta de la misma hilera.

En esta imagen se pude observar cómo la planta madre a la derecha aporta el sarmiento que da origen a una nueva planta que pronto reemplazará a la de la izquierda.

Básicamente lo que se hace es dejar crecer un sarmiento de una planta sana  hasta lograr la longitud suficiente para que se pueda enterrar. Es necesario enterrarlo unos 20 centímetros y direccionarlo de modo que en el crecimiento la el sarmiento asome hacia la superficie. A medida que a este sarmiento comiencen a crecer las yemas que hubiesen dado lugar a brotes se convertirán en raíces, mientras se alimentará de la planta madre.

EN esta imagen es la planta de la izquierda que ya dio origen a una nueva vid que en poco tiempo será destetada.

Durante una temporada, el mugrón permanecerá conectado a la planta madre hasta que comience a asomar la nueva planta y esta logro cuerpo y enraizarse por su cuenta. En esta instancia la nueva planta se alimentará tanto por sus nuevas raíces como de las de la planta madre y habrá que esperar que el diámetro de tronco principal sea capaz de almacenar energía y alimentar los frutos. Logrado esto se procede al “destete” y la nueva vid esta totalmente independizada de la planta madre pero conservando toda su experiencia genética. Hasta podríamos decir que se duplicó la planta madre para aprovechar su capacidad y adaptabilidad al hábitat del viñedo.

Incluso, esta práctica permite reproducir más de una planta a la vez si se disponen algunas yemas de modo que crezcan de modo vertical hacía la superficie, incluso se pueden obtener frutos de calidad en menor tiempo que a partir de un viñedo nuevo.

Para llevar adelante esta practica es vital asegurarse que la región la filoxera no es un riesgo inminente ya que de lo contrario las plantas serán víctima de este parásito que muchos dolores de cabeza ya le ha dado al mundo del vino.