A menudo nos queda una botella sin terminar que nos negamos a descartar. Con el corcho a medio entrar esa botella deambula por la cocina unos días hasta que nos preguntamos cómo podemos usarlo.
¿A quién no le quedó alguna vez una botella con un culito de vino con la idea de beberlo al día siguiente? El problema comienza cuando los días pasan y esa botella queda sobre la mesada de la cocina sin un destino cierto. Tiempo atrás te contamos cómo preparar cocteles y hasta cómo conservarlo mejor una vez abierto para beberlo sin que se eche a perder pero hoy las ideas son para sacarle provecho aun cuando no este en condiciones ideales de consumo.
A continuación cuatro ideas que sin dudas vas a disfrutar.
Almíbar de vino.
Estas recetas son geniales para convertir cualquier plato en una elegante receta digna de un restaurante con estrellas Michelin. Como es necesario al menos un litro de vino para lograr un buen resultado de manera sencilla se puede usar sobrantes de varias botellas, eso si, a medida que los acopies en un envase mantenelo en la heladera para evitar alteraciones no deseadas. La receta es simple, por cada taza de azúcar debes utilizar tres de vino, mezclar los ingredientes en una olla que dejarás sobre la hornalla a fuego mínimo hasta el punto de hervor. Es importante revolver cada tanto como cuchara de madera, al igual que cuando preparamos caramelo o syrup. Una vez que la preparación se reduce a un tercio y se logra una consistencia viscosa el almíbar estará listo. Solo resta embotellarlo y conservarlo en la heladera. Durante la cocción se puede agregar especias o cascaras de frutas para darle más personalidad y basta calentarlo antes de servir sobre carnes o purés incluso en cocteles.
Prepara un vinagre casero.
Sin que te des cuenta el proceso de acidificación del vino va a comenzar en la botella a paritr del momento que esta quede descorchada y expuesta al oxigeno, levaduras y bacterias del ambiente. Es por esto que solemos denominar avinagrado a un vino que así huele ni bien lo descorchamos producto de un mal taponado o una mala estiba. Ahora bien, lo que debemos hacer es recolectar las sobras de vino en algún recipiente de boca ancha, adicionarle un porción de vinagre, preferentemente uno de muy buena calidad, para luego taparlo con algún lienzo que proteja que nada entre al envase pero que si deje respirar a la preparación. Es importante contar con un espacio libre de aromas que puedan contaminar a nuestros futuro vinagre pero también lo bastante seguro como para evitar que se voltee o derrame. Con paciencia, en unos meses tendremos un vinagre con aroma y sabor a nuestro vino que convendrá filtra con un lienzo y embotellar en un recipiente más pequeño. Los mejores resultados vas a lograrlos con los vinos blancos o tintos sin madera, la crianza es otra alternativa, claramente más compleja.

Sal de vino.
Con esta receta te ganaras varios aplausos en el próximo asado. Tomas un kilo de sal, idealmente marina pero para una primera prueba bien sirve la sal gruesa. Dispones la sal en un bowl y comienzas a echar el vino en pequeñas cantidades hasta que toda la sal tome el color del vino o bien notes que toda la preparación quedo humedecida. Luego la vuelcas sobre una platina de horno sobre un papel manteca y la llevas a horno previamente calentado a unos 180 grados. El horno podes apagarlo ni bien dejas la sal dentro ya que no buscaremos cocinar sino secar. Luego de una hora notaras que la sal esta nuevamente seca, del color del vino y aromatizada. La quiebras y separas con una cuchara y la conservas en alacena en un frasco de vidrio. En pocos minutos tendrás un condimento súper original y fácil de usar sobre carnes o cualquier receta.
Mermelada.
Esta preparación se puede aprovechar tanto en el desayuno con unas tostadas como junto a una tabla de quesos. Con unos 500 cc de vino podemos lograr un frasco de mermelada que en la heladera durará hasta dos meses. Basta llevar el vino a hervor, siempre a fuego bajo, junto a 250 grs de azúcar, se mezcla hasta lograr una buena integración y una vez que se alcanza el punto de ebullición se agrega un sobre pequeño de gelatina sin sabor. Una vez tibio se pasa a un frasco. Durante la preparación se puede agregar frutas o sus cascaras, idealmente elegir aquellas frutas o especias que combinen con el vino, por ejemplo frutos rojos si se trata de tintos o cítricos a la hora de los blancos.
