Elegir una botella de vino es un momento muy especial. De acuerdo a su fanatismo, un winelover puede sentir que en cada descorche se pone en juego su reputación. Cada vez que clava su sacacorchos en una botella, siente la presión de las miradas. De alguna manera, es consiente que todos opinarán de cada uno de los vinos seleccionados del mismo modo que los críticos de arte juzgan las pinceladas de los artistas.
Tintos para todo, blancos para pescados.
Es sabido que el maridaje puede asegurarnos un experiencia inolvidable pero también de las otras. Pasan los años y los tintos parecer tener siempre todo para ganar. La mayoría de los consumidores cree que los vinos de color cuentan con más virtudes que los blancos, entre ellas, la de poder acompañar cualquier preparación. Pero… ¡atención!, los más versátiles resultan ser los blancos o mejor aún los rosados. Por esto mismo, siempre se sugiere animarse a experimentar el mundo de los vinos blancos y rosé por que justamente existen más posibilidades de encontrar un blanco para carnes que un tinto para una pesca.

Comprar de menos.
Cualquier fin de semana es fácil encontrarse en las vinotecas y supermercados consumidores en busca del vino que les permita lucirse en las reuniones con amigos o familiares. En estos casos, los errores suelen ser dos: el primero errarle a la cantidad. Es muy importante saber cuántas personas tomarán vino. Solo así se puede evitar el papelón de llegar con menos botellas de las necesarias. El otro es dar por sentado que todos beberán el mismo vino o que a todos les gusta el mismo estilo. Por lo tanto, es bueno llegar siempre con más de una alternativa para que todos puedan estar a gusto.
Guardar sin saber para qué.
A diferencia del caso anterior, existen winelovers que disfrutan al comprar vino y mucho más si pueden guardarlo o añejarlo. Éstos son los que siempre tienen guardadas sus perlitas en la cava aunque no tienen claro con qué fin. Guardar vino es siempre un gusto costoso y arriesgado aunque también puede convertirse en una inversión siempre y cuando se administren bien las cantidades y no se guarde indefinidamente todas las botellas. Es decir, al momento de iniciar una colección de vinos hay que asumir en que ocasiones se podría descorchar cada botella y no dejar pasar cada oportunidad. No hay peor desilusión para un winelover que descorchar un vino al que se le paso el mejor momento.

Maridar platos sin pensar en el momento.
Habitualmente los maridajes se piensan de acuerdo a los ingredientes de las recetas, sin prestar atención al momento o la compañía. Este error siempre tiene consecuencias que cualquier winelover descubre de inmediato. Básicamente por que el horario de una comida, la ocasión, el ambiente y quienes se sientan a la mesa son siempre parte de ese maridaje. Por ejemplo, en una reunión de negocios puede estar igual de errado pedir un vino muy costoso como uno barato o uno demasiado exótico. Depende siempre de a quién se querrá agasajar o sorprender y para esto es bueno comprender que tipo de vino le gusta a nuestras compañías de antemano.
El horario también es vital ya que no es lo mismo un almuerzo de domingo que uno de entre semana en el que difícilmente las ocupaciones nos permitan prestar atención a que se nos sirvió en la copa. Y otro error recurrente es pretender que siempre estaremos rodeados de entusiastas del vino que como nosotros mueren por saber cada detalle de la etiqueta, su origen e historia del enólogo. En estas oportunidades uno puede terminar frustrado y sentir que descorcho un gran vino que no se disfrutó lo suficiente. Recordemos que hay miles de opciones de vino como para poder sustituir cualquier selección.
Elegir siempre por “marca”.
Esta claro que definir cuál es el mejor vino no es una tarea fácil y mucho menos si solo prestamos atención al precio o reputación de una marca. Hoy con miles de bodegas y botellas en el mercado lo mejor decisión es innovar y aprovechar las ciento de novedades que nos ofrecen. Básicamente por que el mejor productor de Malbec no necesariamente elabora el mejor espumoso y si bien las marcas siempre generan fanatismos en el mundo del vino eso mismo puede generar frustración. Por lo tanto, es recomendable buscar siempre alternativas para el vino que consideremos más adecuado ya que en la sorpresa que puede producirnos un descubrimiento suele convertirse en un descorche inolvidable.

Sorprender por precio.
Como sucede con muchos productos, el precio es siempre un parámetro muy valioso a la hora de elegir qué descorchar. Mas aún si debemos llevar el vino para una cena o recibir en casa gente a la que queremos cautivar con nuestros conocimientos enológicos. Siempre una buena historia seduce más que una etiqueta costosa por más que se trate de una muy reconocida. Regalarle a quienes nos acompañan en el descorche nuestro conocimiento y entusiasmo suele ser mejor recompensado ya que el valor de ocuparse por elegir un vino especial siempre tiene un valor imposible de superar.